La desigualdad generada por el déficit en el acceso, uso y apropiación social de las Tecnologías de la Información y la Comunicación es clave para comprender el concepto de brecha digital, fenómeno en el cual personas, colectivos y zonas, quedan desprovistos de las herramientas necesarias, materiales y cognitivas, para acceder, entender y utilizar los recursos tecnológicos,  quedando  excluidos del mundo digital y sus oportunidades. 

La brecha digital es un concepto amplio que podemos interiorizar a partir de la diferenciación entre el acceso, el uso y la calidad del uso que los individuos hacen de las herramientas de innovación tecnológica. El acceso a este recurso está mediado por factores socioeconómicos que contribuyen o limitan su utilización, sumado a la falta de competencias digitales, referidas al manejo de la tecnología y a los conocimientos necesarios para abordar “la red” de forma “racional” para  acceder a  información de calidad.

La exclusión social que genera la desigualdad digital es una de las consecuencias centrales que podemos destacar, vinculada directamente, a la incomunicación, el aislamiento, la profundización de las diferencias sociales, el acceso limitado al conocimiento, la discriminación de genero, la falta de oportunidades y la generación de riqueza.

A partir de los datos que entrega el estudio “Brecha en el uso de internet: Desigualdad digital 2020”, realizado por la Fundación País Digital, podemos destacar que en nuestro país coexisten diversos usos masificados de la red, principalmente para la obtención de información a través de los motores de búsqueda, la compra venta de artículos y servicios, actividades de entretenimiento, fines educativos, banca electrónica y trámites en línea, fundamentalmente con  instituciones públicas.

La radiografía del sector de telecomunicaciones chileno elaborado por la Subsecretaría de Telecomunicaciones a septiembre de 2021, indica que el 67,48% de los hogares de nuestro país cuentan con conexión fija a internet, cifra que se ha incrementado significativamente si la comparamos con el 48% del primer trimestre del año 2018, destacando también el importante incremento de las redes de alta velocidad, las que son cada vez más demandadas por los usuarios de nuestro país.  

La condiciones en las cuales los individuos  continuamos realizando  con “normalidad” nuestras actividades diarias durante las restricciones generadas por la pandemia de Covid-19 dejaron de manifiesto la “desconexión” en la cual viven algunos sectores de nuestro país. Para los grupos con mayor poder adquisitivo los dispositivos conectados a la red son una herramienta de uso cotidiano y natural, esencial para la comunicación, el trabajo y el esparcimiento. Cuentan con planes ilimitados en sus teléfonos y con una conexión doméstica de alta velocidad que les mantiene conectados permanentemente. Otros en cambio organizan su consumo a través de la modalidad de prepago lo que les permite tener control del gasto final, accediendo sólo desde sus dispositivos móviles,  ya que no cuentan con conexión doméstica a internet. Se estima que del 50% de la población que habita en nuestro país un 70% se conecta con la modalidad de prepago y más de 3.6 millones de personas no cuentan con servicio de internet en sus hogares. Los individuos que se encuentran excluidos del mundo digital ya que están totalmente desconectados son 3.4 millones de habitantes pertenecientes al grupo de los más desfavorecidos, principalmente población pobre que habita zonas rurales.

El reto actual es extender la conectividad a zonas aisladas desprovistas de tecnología y trabajar para la inclusión digital de los habitantes de Chile, transitando a una sociedad más inclusiva y democrática tecnológicamente que promueva la alfabetización digital como factor de cambio que permita acceder a mejores oportunidades que generen una mejora en la calidad de vida de las personas y sus familias.

Fuentes:

www.conaccion.cl
www.paisdigital.org
www.iberdrola.com
www.ingenieros.cl
www.subtel.gob.cl